A fines del año 1992, después de haber obtenido un tercer lugar en un concurso nacional, para erigir un monumento al Pueblo Aborigen, uno de mis hermanos (Gastón) me motivo para que construyera un Cristo de cobre.
En ese instante de mi vida me recuperaba de una depresión. Con entusiasmo y pasión por lo que debería construir y admiración por un ser, hijo de Dios crucificado por seres que no comprendieron su estado más puro de Amor.
Mientras aplicaba oxigas y golpe de yunque daba forma a cobre reciclado de tuberías que mis hermanos me regalaban, el inicio por los pies, lento, difícil, y mi mente a través del hacer escudriñaba en la materia, el metal calentado a punto de fundir para ser unido a diferentes trozos reciclados.
Mientas trabajaba mis pensamientos viajaban en catarsis de vida pasada, como también una búsqueda y confirmación de ese ser en mi ser y así aprender a tolerarme y aceptarme, un proceso de 15 años de mi vida.
Creo que ese proceso fue improntado por mi hacer en el metal que dio forma a la imagen de Cristo que hoy pende sobre un litre del Monasterio Carmelitas Descalzas de San José de Maipo que custodian en espera de encontrar un lugar donde quede definitivo o se convierta en una imagen trashumante.
Otra de mis obras “Un Pastor” se exhibe en las vitrinas de la casa generalísima del Buen Pastor en Roma.
En ese instante de mi vida me recuperaba de una depresión. Con entusiasmo y pasión por lo que debería construir y admiración por un ser, hijo de Dios crucificado por seres que no comprendieron su estado más puro de Amor.
Mientras aplicaba oxigas y golpe de yunque daba forma a cobre reciclado de tuberías que mis hermanos me regalaban, el inicio por los pies, lento, difícil, y mi mente a través del hacer escudriñaba en la materia, el metal calentado a punto de fundir para ser unido a diferentes trozos reciclados.
Mientas trabajaba mis pensamientos viajaban en catarsis de vida pasada, como también una búsqueda y confirmación de ese ser en mi ser y así aprender a tolerarme y aceptarme, un proceso de 15 años de mi vida.
Creo que ese proceso fue improntado por mi hacer en el metal que dio forma a la imagen de Cristo que hoy pende sobre un litre del Monasterio Carmelitas Descalzas de San José de Maipo que custodian en espera de encontrar un lugar donde quede definitivo o se convierta en una imagen trashumante.
Otra de mis obras “Un Pastor” se exhibe en las vitrinas de la casa generalísima del Buen Pastor en Roma.
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